La autora quiere visibilizar la maternidad como parte
esencial de la condición humana, sometida a experiencias basadas en el ensayo y
en el error y por lo tanto aceptando que desde la imperfección que caracterizada
a todo ser humano, la mujer tiene derecho a experimentar un conjunto de
sentimientos que le han hecho adquirir una amplia visión de su propia
existencia con la posibilidad de trascender libremente.